Jémez pone en relación al delantero con la recuperación de la presión en el Barcelona.
Cuando empezó a jugar en el Barça, después de la sanción, y recibía críticas porque no marcaba, yo me preguntaba: '¿Pero es que no ven todo lo demás, las cosas qué hace?'». Esa pregunta se la hacía Paco Jémez, entrenador del Rayo y uno de los técnicos que ha sufrido a este Luis Suárez con el que está en deuda Leo Messi. «Es tan importante para el equipo su trabajo, que puede permitirse no marcar», añade Jémez, al que otros técnicos como Joaquín Caparrós o Vicente del Bosque acompañan en el argumento.
«Para los defensas es un tormento, porque se mueve continuamente, es fortísimo, carga el remate en instantes y golpea de primera, te saca el culo, juega de espaldas...» El entrenador del Rayo no le encuentra pegas, aunque insiste en que, pese a su sacrificio, no hay que engañarse: «Es mucho mejor jugador con balón que sin él, por supuesto, pero cuando juegas con tres arriba, puedes liberar a alguno de trabajo, sí, pero otros deben asumirlo». «La impresión es que Luis Suárez no sólo lo hace -continúa-, sino que disfruta con ello, que vive intensamente cada partido».
Vicente del Bosque lo tuvo como adversario en un rol diferente, el que cumple con la selección uruguaya, donde es la referencia del ataque junto a Cavani: «Recuerdo el partido de la Copa Confederaciones de Brasil. Aunque ganamos, porque hicimos uno de los mejores encuentros de mi etapa, sobre todo en la primera mitad, Luis Suárez nos marcó un gol de falta magistral. Me parecía un jugador más brillante que ahora, es lo cierto, pero es porque su dedicación en el Barça está más relacionada con el trabajo. Sin que se entienda mal, es como un gregario de Messi».
Al escuchar la expresión, Joaquín Caparrós, que dirigió esta temporada al Granada hasta ser destituido, sonríe: «Sí, llevar el agua o limpiar el terreno a Messi, ésa sería una buena forma de decirlo. No sólo a él, también a Neymar, puesto que fija y mueve a los centrales. Sergio [Ramos] y Pepe van a tener que estar muy atentos a sus movimientos en el clásico.
Creo que el Barcelona, desde la etapa de Pep, ha estado buscando ese tipo de delantero, dado que uno de los problemas con los que se encuentra un equipo como el azulgrana es la falta de espacios, y el uruguayo los genera para los demás como pocos. Esa era una de las funciones que Pep esperaba de Ibrahimovic, en mi opinión», continúa Caparrós, con predilección por los delanteros agresivos en el área contraria. Jeméz lo subraya: «Si el Barça ha recuperado algo del pasado es la presión, esa reacción inmediata a la pérdida de balón, y en buena parte tiene que ver con el trabajo de Luis Suárez».
Un dato apoya especialmente la explicación de ambos: el uruguayo ha sufrido 19 faltas y ha cometido 18, prácticamente las mismas. Recorre, además, 8,7 kilómetros por partido, una distancia notabilísima para un delantero al que hasta ahora definía el remate, el gol. Del Bosque añade que, gracias a su capacidad física, el Barça juega más directo: «Incluso vemos a Piqué buscarlo con lanzamientos largos. Es un cambio en el juego, pero que no hemos de verlo como algo negativo».
El uruguayo fue Bota de Oro el pasado año, junto con Cristiano, con 31 goles. En 18 partidos de Liga, justo media vuelta, ya que debutó precisamente en el Bernabéu, ha marcado siete, pocos para sus antecedentes, pero aquellos que no veían lo que asombraba a Jémez, han empezado a hacerlo. «Ha tenido dos fases desde su llegada -finaliza Caparrós-. Una primera en la que, después de la sanción, intentó coger el ritmo y superar psicológicamente lo que le había ocurrido. Ahora, una vez integrado plenamente, se le nota deseoso de dejar huella en un gran partido
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